Basta ver el número de fallecimientos en nuestras carreteras para comprobar las consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol, lo que constituye no sólo un gravísimo problema social, sino una cuestión de hondo y controvertido calado jurídico. En el presente Cuaderno compilamos distintos supuestos jurisprudenciales que, en torno a la detección y prueba del consumo de alcohol en la conducción, han sido planteados ante los Tribunales. Para ello partimos de un primer problema, estos comportamientos son objeto de sanción tanto en una esfera administrativa como penal, lo cual obliga a aplicar el principio non bis in idem y a considerar, si se ha procedido, la sanción administrativa impuesta en la condena dictada por la jurisdicción penal. Pero ¿cuáles son los requisitos de las pruebas de detección alcohólica? Son múltiples las resoluciones que incorporamos y que se pronuncian sobre las características que han de reunir los distintos aparatos utilizados para detectar la alcoholemia, en concreto, su homologación y la aportación como prueba en la causa de los tickets expedidos. Sin embargo, no sólo plantean problemas los distintos medios probatorios, sino la práctica de la prueba en sí. Por ejemplo, la posibilidad de sancionar una negativa a la segunda prueba de precisión, el intervalo temporal entre una y otra y, en su caso, el acceso a una analítica sanguínea. Igualmente analizamos los dos grandes tipos penales: tanto la conducción bajo los efectos de dicha sustancia como la negativa al sometimiento a la prueba, poniendo de relieve que, concurriendo ambos comportamientos, es patente la división entre distintos órganos judiciales, al optar por la condena por ambos ilícitos apreciándose concurso de delitos, o bien únicamente por el comportamiento desobediente al aplicar el concurso de leyes. Por último, no podíamos dejar de analizar la cobertura del seguro en estos supuestos. Problemas como los gastos de defensa jurídica, la indemnización a los herederos del conduct