Si los cuatro humores presentes en el cuerpo humano (sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra) están equilibrados, habrá salud. Así pensaba Hipócrates, y también sus sucesores durante dos mil años. Hoy permanecen huellas importantes de esa teoría en el temperamento (sanguíneo, flemático, colérico, melancólico ...