La obra pretende hacerse cargo de un problema que su autor entiende no totalmente resuelto por el conjunto de los esfuerzos historiográficos que se han ocupado del primer diecinueve hispánico: el de la naturaleza y las implicaciones de la articulación político-territorial del conglomerado monárquico, llevado a cabo durante el Congreso constituyente de Cádiz (1810-1813), con vistas al establecimiento del régimen liberal y a la independencia de los reinos y provincias de la América española.

La obra busca situar al lector en el estado que la cuestión doceañista guarda tras medio siglo de continua labor no exenta de agresivos tintes ideológicos, para centrarse con posterioridad en la estructura territorial modelada por la revolución gaditana, así como del contexto que para su desarrollo hallaron los trabajos parlamentarios; es decir, el impacto que las llamadas revoluciones atlánticas provocaron en las cabezas más lúcidas de las postrimerías del absolutismo, las propuestas surgidas de estas mismas mentes dirigidas a encauzar la inevitable reestructuración de la monarquía indiana y al formidable estallido de 1808, con sus inocultables consecuencias articulatorio-territoriales. Un contexto que es, en suma, el del colapso del trasatlántico imperio español, del cual debe partir todo esfuerzo serio de estudio en torno a la Revolución panhispánica que trajo consigo la independencia de los países hispanoamericanos.