La presencia de los judíos en Zaragoza ha sido y sigue siendo objeto de numerosos estudios. No obstante, de su baño ritual o micvé, que se suponía tenía que existir, no se sabía prácticamente nada. Se llegó a pensar que pudo estar ubicado en unas instalaciones balnearias medievales, cuyos restos se conservan en un sótano de la calle Coso, que tradicionalmente se conocían como “Baños judíos”. Vestigios que, desde hace años, han sido objeto de especial atención por parte de las autoridades municipales y autonómicas, de los medios e incluso de los ciudadanos que, de forma discontinua pero persistente, han venido reivindicando la posibilidad de acceder a los mismos. Y no les faltaba razón, porque en 1931 fueron declarados Monumento Nacional y en 2002 fueron reconocidos como Bien de Interés Cultural. Con el fin de facilitar el uso y la trayectoria de esos restos medievales, que eran del rey, estaban fuera de la judería y fueron usados con fines higiénicos no solo por judíos sino por gentes de las tres religiones, se ha realizado un recorrido exhaustivo por la bibliografía y se ha seguido su rastro en los archivos aragoneses y en el Archivo de la Corona de Aragón. Asimismo, se documentan y explican los avatares que dichos vestigios sufrieron a lo largo del siglo pasado y hasta el día de hoy (2020). La segunda parte del libro, de menor extensión, se dedica al baño ritual o micvé, también llamado “baño frío” o de las mujeres, que se ha podido localizar, con bastante precisión, en el recinto de la antigua judería, muy próximo a la sinagoga Mayor y a la muralla de piedra..