Recuperar los perfiles del tiempo revelando los cuerpos, las voces y los ritmos; devolviendo la palabra; desvelando el pensamiento; refiriendo los días y las horas de quienes nos precedieron y, quizá, nos concibieron ya desde la urgencia de expresar su coyuntura y la necesidad de representar en formas y en texturas concretas su percepción y su talento, como declaración de dominio, de conocimiento, de convicción o de complacencia.

Recobrar los motivos que marcaron la conducta de cada sociedad y de cada individuo en cada momento, en cada lugar y en cada situación.

Rescatar de la memoria ese devenir, esa sucesión de hechuras, de conceptos, de cambios, de circunstancias, de estilos y de pasiones que conforman la peripecia de los pueblos y las gentes.

Es el compromiso que, como deudos de un rico y vario patrimonio, adquirimos todos con el arte y con la cultura que constituyen nuestro acervo.

Las cinco provincias que componen la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha reúnen en sus iglesias, conventos, catedrales, museos, bibliotecas, archivos, universidades, antiguos centros de Enseñanza Media y colecciones particulares piezas fundamentales de cada una de las culturas -ibérica, romana, visigoda, islámica, judía y cristiana- que han ido dejando la impronta de su esencia, de sus credos y de sus afanes en estas tierras que hoy integran nuestra región.

Confluencia y maridaje de civilizaciones, Castilla-La Mancha interviene en el acontecer de Europa como crucero de usos, devociones y estéticas, como suelo de convivencia de gentes diversas y como albergue de acogida de artistas, pensadores, escritores, eruditos e investigadores de distinta procedencia, que no sólo acrecientan el caudal científico, cultural y artístico del territorio donde se establecen sino que abonan los surcos en los que germina constantemente una fértil cosecha propia.

Precisamente arrancando de Europa como símbolo de esa unidad mayor de la que nuestra Comunidad Autónoma es región también, se articula "La lección del tiempo", una muestra señera -acompañada de ciclos de conferencias, de recitales y de conciertos- por la que el Gobierno de Castilla-La Mancha, a través de la gestión conjunta de la Consejería de Educación y Cultura y de la Fundación Cultura y Deporte, con la participación de Telefónica y con la colaboración de RENFE, rinde homenaje a su patrimonio histórico, artístico, literario, científico y musical en el Museo de Santa Cruz, de Toledo, del 19 de diciembre al 30 de marzo, y colma todas las expectativas de cuantos esperaban, desde hace mucho, ver cumplida esta obligación.

?La lección del tiempo? exhibe obras excepcionales en su itinerario bien discurrido y mejor contado por la comisaria, los diseñadores y el esfuerzo de un pequeño gran equipo de trabajo, con la precisión, el rigor, el juicio y la estructura que requiere un discurso de máximo nivel explicado como disciplina al alcance de todos los públicos.

Pero es algo más que una recopilación de tablas, lienzos, tallas, esculturas, libros, tapices, paños, armas, cerámicas, bustos, ternos, trajes, hacheros, monedas, estelas, grabados, ex votos y joyas dispuestos en una sucesión sin argumento.

Es un camino, trazado desde las primeras manifestaciones del arte y de la cultura hasta las de la tercera década del siglo XX, para recorrer por cuatro vías, correspondientes a los cuatro emblemas sobre los que se apoya la imagen de Europa, una figura de orfebrería del siglo XVII, en plata y rubíes, de Lorenzo Vaccaro, prestada por el Cabildo de la Catedral de Toledo, que provoca el trayecto y que contiene el alma y la doctrina del mensaje que la exposición arma y transmite. El poder, el mundo de las creencias, la cultura y el pensamiento y el arte por el arte dialogando entre sí y con el visitante, reflejados en cada una de las piezas y proyectando desde ellas las luces y las sombras de una historia, un arte, una creación y un ingenio de dimensión y de calado universales.

Es el tiempo mismo advirtiéndonos; introduciéndonos en su propio túnel y transportándonos a los orígenes para regresarnos al punto de partida, reconquistándose él en nuestro asombro y enseñándonos, en ese viaje del revés, a avanzar y a remontar sin olvidar nunca el destino. Aprendiendo permanentemente de él. Esa es su lección.