Villacís quedó fascinado un día cuando, a la salida de clase, contempló las maniobras de un #trilero#, que movía vertiginosamente tres cubiletes sobre una mesa, tapando alternativamente una bolita. Este juego de tahúr consistía en que la gente apostara bajo qué cubilete había quedado la bolita; ello le hizo preguntarse y responderse: es el orden en la combinación de bienes lo que determina el nivel de utilidad. En el caso de la producción, es el orden de los factores. Hizo extensivo su estudio al caso de los bienes públicos ofertados por Leviatán, y también al estudio de la información asimétrica, publicando sus trabajos en España y en Los Estados Unidos de América (The Journal of American Academy Business, de Cambridge y en Review of Business Information Systems). En otra ocasión se vio vencido al tratar de resolver un rompecabezas normal, sintiéndose profundamente frustrado al no lograr componer un cubo de Rubick. Pero supo aprender la lección: los rompecabezas, de la índole que sean, representan una o varias combinaciones específicas. Si lo anterior es cierto para la micro, ¿por qué no para la macroeconomía? Un rompecabezas que crece y se transforma es el caso de una economía #shumpeteriana# y un rompecabezas fijo, solado por el hielo, es una economía #wlrasiana#. Además, una economía energética que se desordena es caótica. De ahí viene lo que denomina #Economía del caos#, de cuyo contenido viene impartiendo conferencias.