El tramo III, de Salamanca a Zamora, la ciudad celta de los vacceos que se hizo romana como Ocellum Duri, y que fue el centro medieval de un amplio periodo de la historia de España, vistiéndose de románico con un traje tan abundante que incluso hoy constituye el conjunto románico más numeroso de España y uno de los más importantes de Europa.
A dos jornadas de Zamora, las ruinas de la que fue gran ciudad de Castrotorafe y, poco después, Granja de Moreruela, punto de separación de la Vía de la Plata y del Camino Mozárabe a Santiago, con sus todavía importantes resto del gran monasterio de Santa María de Moreruela, eje de la zona durante siglos.
Dejando a la izquierda el Camino Mozárabe, por la derecha se continúa hacia Benavente. En el paisaje comienza a predominar la vegetación de ribera que el río Esla y sus afluentes marcan en la zona, caminándose en muchas ocasiones junto a peraltadas acequias que riegan amplios y regulares campos. Incluso el nombre de algunos pueblos, como Villaveza del Agua, reflejan la importancia que para ellos tiene el regadío.
Desde Barcial del Barco, la antigua vía del ferrocarril permite una alternativa hasta Benavente mucho más agradable que la tradicional, con el aliciente del cruce por un impresionante puente metálico sobre el Esla.
Tras Benavente, Alija del Infantado, con sus aguas minerales, La Bañeza y Astorga, la Asturica Augusta centro neurálgico de la penetración romana en Cantabria y Galicia, final del tramo y final de la auténtica Vía de la Plata, donde ésta se une con el Camino Francés a Compostela.