Este libro trata de indagar en la transmisión del conocimiento artístico en Valencia entre 1370 y 1450. El lapso de tiempo que va del último cuarto del siglo XIV a los años centrales de la centuria siguiente constituye un período en el que la calidad de los objetos que se manufacturaron en la urbe, y también en otros centros cercanos, alcanzó una cota notablemente alta. Obras como el retablo del Centenar de la Ploma, el cimborrio de la Catedral, o el frontal de altar conservado en Benassal, ilustran bien esta circunstancia, aunque por si mismas no explican nada sobre cuáles fueron las vías de circulación del saber menestral, siendo éste uno de los factores que se adivinan claves para entender cómo se produjo este proceso acelerado de cambio. En consecuencia, se ha procedido a interrogar a la documentación de archivo (sobre todo, registros notariales vinculados a la trayectoria laboral de individuos que desempeñaron oficios artísticos), para intentar determinar de esa manera cuáles fueron las formas concretas de transferencia de habilidades, técnicas y formas nuevas. Se ha examinado con particular atención todo lo relativo al aprendizaje en el taller, a la importación y exportación de modelos, a los viajes de operarios, y a las colaboraciones entre trabajadores de una misma profesión. Los resultados de esta pesquisa se exponen de forma ordenada en el interior del volumen.