El Derecho penal en la era de la globalización y los derechos fundamentales es una experiencia inédita en la historia de la evolución de la teoría penal, porque en su génesis y desarrollo han confluido diversos factores, contribuyendo de manera determinante en la configuración de la sociedad tecnológica, en la que el Derecho penal se ha expandido, dejando de ser la última ratio, con el consiguiente peligro de afectar los derechos y garantías de los ciudadanos, en un Estado democrático y social de Derecho, donde el ordenamiento jurídico y político se sustenta en la dignidad y en la defensa y promoción de los derechos fundamentales de la persona.

La revolución operada en la sociedad postmoderna impone la necesidad de repensar el nuevo paradigma del Derecho penal que se fundamenta en las nuevas tendencias de la doctrina penal contemporánea y en la crítica a la política criminal neorretribucionista o de emergencia, rasgo característico de la sociedad globalizada y tecnológica, que ha incrementado, según los partidarios de la teoría del Derecho penal mínimo y de la criminología crítica, en forma irracional la dosimetría penal de los ilícitos penales de mayor gravedad, estableciendo sanciones desproporcionadas, para los delitos que generan mayor alarma y un reproche social más intenso, provocando un estado de inseguridad permanente en la población.